75 años de historia… con mucho que contar!

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75 años no se cumplen todos los días. Historias, nombres y rostros que se entremezclan en la inmensa variedad de días que componen esos años, maneras de vivir y hacer vivir el carisma, formas estructurales que cambian y se adaptan a lo que la Iglesia va pidiendo y el Espíritu va suscitando… Hablamos de 75 años desde que un grupo de mujeres decide reunirse para comenzar con una locura que llega hasta hoy: Filiación Cordimariana, sus inicios.

No son muchos años de historia, pero sí mucha historia en esos años. Para nosotras es tiempo de gracia y agradecimiento. Compartimos las palabras de nuestra directora general como pistoletazo de salida a lo que será un año grande. Esperamos compartirlo contigo!!

“Estaréis dentro del Inmaculado Corazón de María y eso os bastará”

Queridas hermanas en el Corazón de María:

He querido comenzar esta carta circular con una de las frases que San Antonio María Claret acuñó para nosotras en nuestro Libro fundacional e inaugurar así un año de gracia: 2018 será testigo del 75º aniversario de los comienzos organizativos de nuestro Instituto. Plasencia y 1943, vuelven a resonar con fuerza en nuestro corazón aludiendo al lugar y al tiempo de Dios para que aquel sueño misionero de mediados del siglo XIX comenzara a tener forma jurídica y personalidad espiritual en la Iglesia y en el mundo.

Evocar y celebrar tienen un profundo sentido: nos señalan el instante preciso para mirar agradecidamente el pasado, sopesar con responsabilidad el presente y abrirnos al futuro con gozosa esperanza, seguras de Aquel que nos ha llamado y ha ido acompañando todos nuestros pasos. Este año jubilar nos hace volver la mirada con mayor atención y profundidad, si cabe, a la persona de nuestro Fundador, San Antonio María Claret. A él inspiró el Señor el nombre y la misión que tenemos en la Iglesia para el mundo: “el honroso y noble título de Hijas del Santísimo e Inmaculado Corazón de María”, para incendiar el mundo en el fuego del Amor de Dios desde el Claustro interior del Corazón materno de Nuestra Señora.

Ya en la Introducción de nuestro Libro fundacional, San Antonio María Claret nos presenta los rasgos esenciales de nuestro don que han permanecido intactos hasta el presente en nuestro Derecho Propio. Así, en los primeros números, del 1 al 9, expresa la inspiración de Dios que mueve su pensamiento hacia esta obra suya que plasma y desarrolla en las páginas siguientes. Un pensamiento que le había ocupado muchas veces delante de Dios (nº1), un sueño casi impensable en el marco eclesial de su tiempo: la plena consagración a Jesucristo teniendo como Claustro el Santísimo e Inmaculado Corazón de María. Un proyecto que arranca también (no podía ser de otro modo) como expansión evangélica que piensa en aquellos “a los que Dios sabe cuán útiles podéis ser permaneciendo en el mundo.”

Nuestro Libro fundacional fue publicado en 1850. Milagrosamente cuidado por el designio de Dios que puede esperar la hora oportuna más allá de todas las circunstancias humanas, el pensamiento original recogido en sus páginas vuela libre a través de todas las ediciones y traducciones que conocemos sin perder nada de su núcleo fundamental, abrazado a título personal en algunos casos, y por pequeños grupos inconexos en otros. Casi un siglo después “…la hora de Dios suena en Plasencia, España, en 1943. Un grupo de misioneros claretianos recoge la luz encendida por el Padre Claret determinado a convertir en realidad su esperanza. El libro comienza a ser norma de vida para un grupo de jóvenes que lo asumen con entusiasmo, decididas a constituirse en familia dentro de la Iglesia. Simultáneamente la chispa se enciende en distintos lugares de Europa y América y se organizan diversos grupos. En todos ellos alienta idéntica Vida adivinándose ya una unidad singularmente rica en la diversidad que le dio origen.”

El nacimiento, la vida y la misión de un Instituto son un acontecimiento de gracia eclesial y social. Es como una visita que el Señor hace a su Pueblo. Así lo reconocía el Cardenal Eduardo Martínez Somalo, en su carta de felicitación por el 25º aniversario de nuestra Aprobación Pontificia:
“La Iglesia ha hecho propia y ha confirmado con la Aprobación Pontificia que conmemoramos, vuestra específica misión. Movidas por la caridad de Cristo, anunciáis con vuestros propios medios, el mensaje de la salvación compartiendo la suerte y condición ordinaria de vida de tantos hermanos y hermanas, para los cuales debéis ser como la levadura que fermenta la masa. Y todo ello, conformadas con María Santísima, en su Corazón Inmaculado, siempre disponibles al gran proyecto de Dios para comunicar la vida sobrenatural a los hombres.”

 
Las Hijas del Inmaculado Corazón de María queremos conmemorar, es decir, recordar en comunidad y públicamente estas fechas tan significativas porque, “…si queremos mirar hacia atrás es para tomar impulso con el decidido propósito de seguir caminando con tesón y coherencia; si queremos volver a nuestras raíces es porque somos conscientes de que solo quien tiene raíces vigorosas, puede crecer vigorosamente; y, si queremos hacer memoria, es porque sabemos que solo quien tiene memoria puede apostar decididamente y con garantía por el futuro”.

Sabemos que, por el misterio de la comunión de los santos, siempre estamos presentes todos los miembros del Instituto, la Filiación triunfante y la que aún peregrina. Y queremos, además, hacer presentes con recuerdo agradecido a nuestras familias de sangre y a cuantos, con su cariño, su oración, su comprensión y su ayuda, nos han sostenido y acompañado.

Con gratitud recordamos también a las diferentes Ramas de la Familia Claretiana con quienes compartimos la misma raíz carismática que el Señor nos ha regalado, fuente común de identidad, lugar de encuentro fraterno en la diversidad, e inspiración y celo para la misión compartida.

Y, por último, queremos expresar como una llamada urgente, el reclamo de tantos hermanos nuestros que, desde la increencia, la marginación o la indigencia… esperan de nosotras la palabra y el testimonio de la caridad. 

Anticipo en esta carta que, Dios mediante, en la primera quincena del mes de agosto de 2018, en el marco de nuestros habituales cursillos de formación, celebraremos solemnemente este Aniversario. El domingo 12 de agosto de 2018, en la Eucaristía de Acción de gracias, nos acompañarán la Familia Claretiana, la Iglesia local, otros Institutos Seculares y nuestros familiares y amigos. Más adelante ampliaremos y perfilaremos la programación de esos días.

No puedo terminar sin aludir a la fecha en que firmo esta carta que abre nuestro año jubilar de acción de gracias: hoy, 21 de noviembre de 2017, se cumplen 44 años de nuestra Aprobación Pontificia, el término del proceso iniciado en 1943. El 21 de noviembre de 1973 la Iglesia reconoció públicamente nuestra identidad, nacida en el corazón de Claret, sostenida por el Espíritu a lo largo de casi un siglo y configurada a partir de aquel 6 de mayo de 1943, en Plasencia. ¡El Señor ha estado grande con nosotras y estamos alegres!»