Diálogo con Antonio

Una llamada a lo profundo. Eso es el día de hoy. Contemplar a Claret, a mi padre en la vida y en la vocación, me haceClaret Colegio Gijón Pintura 1 recordar a esos días especiales en que la familia se une y reúne para festejar el cumpleaños del abuelo. No hay otra causa más que él. Hoy para mí es así: la Familia Claretiana unida en la celebración de nuestro padre. Y lo mejor es que no es autorreferencial, sino que la petición común es que él nos ayude a ser para el mundo, para los hombres, para vivir con fidelidad el carisma recibido. Hoy más que nunca me empuja a ser creadora y recreadora de comunión. Dejando atrás lo viejo, dando comienzo a lo nuevo. Viviendo con todos sin criterios humanos. ¡Cuánto sabes tú de esto, Antonio! ¡Con cuánto ímpetu, si estuvieras aquí, nos empujarías a amar a los hermanos, a llegar a ellos por todos los medios, a amar a Cristo con todo el corazón, con toda el alma y con todas las fuerzas! Hoy tendrías también para nosotros esa frase tan provocadora: ‘Enamoráos de Jesucristo y del prójimo y haréis cosas más grandes que yo‘. Y tampoco faltaría el sentimiento del corazón: ‘Tendré para con Dios corazón de hijo y de esposa, para conmigo mismo corazón de juez y para con el prójimo corazón de madre‘. No nos faltaría tu aliento y tu esperanza, tus palabras de fuerza para vivirlo todo: el dolor, el sufrimiento, el trabajo… porque a un hijo del Corazón de María ‘nada le arredra, se goza en las privaciones, abraza los trabajos, se alegra en los tormentos…‘. ¿Cómo no ibas a ser santo con estos sentimientos en el corazón? Ya sabemos que de lo que habla la boca rebosa el corazón… ¿Hay acaso vida más entregada que la tuya? Sí, la de tu Rey, al de Jesucristo, que inspiró tu propia entrega. Fue tu modelo, tu todo.

¡Y qué decir del Corazón de María! Te buscaste buenos ejemplos a seguir, eh, Antonio!? Supiste poner los ojos en aquel que traspasaron y en el corazón de tu propia Madre (sin desdecir a la sra. Clará).

Misionero incansable, de corazón infatigable, hermano en el Corazón de María; hijo, padre, obispo y fundador… pero sobre todo Antonio Mª Claret, el que Dios pensó desde siempre para hacer su voluntad. El hombre pequeño de estatura y gigante de corazón.

(Del corazón de una de tus hijas)