Mi nombre es Vanessa, soy enfermera pero tb soy creyente. Soy Seglar Claretiana y llevo en la parroquia del Pilar más de 23 años.
Una enfermera está habituada a convivir con la enfermedad y, por ello, puede que algunas personas piensen que somos insensibles ante tremenda realidad y q lo vivimos de una forma tan natural que si nos diagnostican una enfermedad, por ejemplo degenerativa sin cura, lo viviríamos dentro de ese proceso natural de la vida, aceptando esa realidad, pero la verdad es que no. Más bien al contrario, el hecho de ser sanitaria te hace vivirlo todo como una losa pesada, fijándote en cualquier síntoma y planteándote si tiene que ver con esa enfermedad… Incluso si gozas de buena salud, por la formación y los conocimientos que podemos tener, si nos duele algo o cualquier otro síntoma, ya estamos imaginando a qué enfermedades podría corresponder ese dolor.
Un creyente con fe (ojo, que pongo con fe) que le diagnostican una enfermedad vive este proceso confiando en que Papá Dios sabe lo que hace y pone en el Corazón de María (que era una maestra en el arte de confiar) todo lo que le pasa.
Es un camino difícil, tienes muchos altibajos, y cuando tu mente científica se antepone a tus creencias y a tu fe en Dios, vives esa enfermedad de una manera pesimista… Soy enfermera de quirófano y si ya, de por sí, la profesión requiere, en muchas ocasiones, que seas precisa en tus movimientos, cuánto más lo requiere una enfermera quirúrgica. Hace unos tres años me han diagnósticado un Parkinson, enfermedad hasta ahora sin cura y degenerativa, que tiene unos síntomas que te limitan en la precisión de tus movimientos. Cuando me enteré, por los conocimientos de mi carrera profesional, se me pasaron muchísimas cosas por la cabeza, desde cuánto tiempo voy a poder trabajar en quirófano hasta pensar si mis hijos o mi marido tendrán que ayudarme a vestirme en un futuro.
Soy creyente y, como tal, intento vivir el día a día poniendo mi confianza en Dios, como lo hizo María, que guardaba todo lo que no comprendía en su corazón. Además, intento transmitir a todos los pacientes y a todos mis compañeros de trabajo que se puede vivir de otra manera diferente… Confiando, y poniendo todas tus preocupaciones en el Corazón de María, sobre todo en esta realidad tan dura que es la enfermedad…
Por ello, yo digo muchas veces: soy enfermera, pero por encima de todo soy creyente!