Del 18 al 20 de marzo tuvo lugar un encuentro de jóvenes de Portugal y del sur de España convocado por la Familia Claretiana (Claret Way) en Almendralejo (Badajoz, España). La temática del encuentro nos permitió entender más de cerca los puntos cardinales de Claret Way: conocer, amar, servir y alabar, que nacen de la oración apostólica del Padre Claret. Ahora
pienso en ese fin de semana y me sorprende lo que dan de sí un viernes por la tarde, un sábado y un domingo por la mañana… tres días muy intensos, alegres y, sin duda, llenos de Dios.
Si te soy sincera, lo que más me sorprendió fue la facilidad con la que todos nos sentimos familia. En general era muy divertido observar las caras de los participantes el viernes al llegar a “Los Padres” (el templo en el que la comunidad que vive su fe entorno a los misioneros claretianos nos acogió): todas teníamos más o menos la misma expresión. Yo me acercaba a la gente cuando reconocía ese rostro y confirmaba ≪Conoces a muy poca gente, ¿verdad? ≫. Y con una mezcla de espanto, sorpresa y expectación, todos asentían. El domingo absolutamente todos los rostros eran otros: los de personas que se sienten en casa, que saben que pueden ser ellos mismos, que están a gusto. Yo no dejaba de pensar en los portugueses: ¿Seguro que están entendiéndolo todo? Pero oye, el idioma no fue impedimento ni para unos ni para otros: ¡viva el “portuñol”!
Y la acogida del pueblo, claro está, también fue espectacular. Tres días marcados por una bienvenida con stickers de cada uno, una gyncana mariana (con visita a la Virgen de la Piedad, patrona de Almendralejo, por supuesto), acción misionera por las calles, testimonios y celebraciones que a
más de uno le tocó el corazón. Incluso hubo una vigilia que se retransmitió in streaming y que aún días más tarde continúo sabiendo de gente que, desde su casa, estuvo allí rezando con nosotros.
La presencia de la Familia Claretiana fue notable. Además de los misioneros claretianos y estudiantes claretianos, los seglares claretianos tuvieron una buena representación y de nosotras, Hijas del Inmaculado Corazón de María, a parte de las cuatro que estuvimos durante todo el encuentro, también disfrutamos de la presencia del Gobierno General casi al completo
en el último día. Te lo puedes imaginar: era una estampa preciosa de nuestras ramas.
¡Gracias a todos! Por organizar, por colaborar, por participar, por estar pendiente, por cuidarnos, por compartir la vida, por escuchar. Por las preguntas, por la confianza, por hacer que merezca la pena. Gracias por estos días. Y gracias a Dios por todo lo que nos ama, por todo lo que nos cuida, por cómo se desborda con cada uno de nosotros.
Para terminar, parafraseo unas palabras de una de las personas que, en nombre de todos, pronunció una acción de gracias en la eucaristía del domingo: «Sabíamos que somos Familia Claretiana, pero ahora comprendemos un poco más el significado de la palabra familia«.