Toc, toc…

No se me ocurre un título mejor para contar algo de nuestra Prepascua de este año: «Estoy a la puerta y llamo».
Los días previos al Triduo Pascual, hemos estado junto al grupo de jóvenes del Pilar de Tenerife, en el colegio que los claretianos tienen en Tamaraceite, en Las Palmas de Gran Canarias. Allí nos hemos estado preparando para vivir con intensidad la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor.
Han sido unos días compartidos con jóvenes de entre 12 y 20 años, en los que hemos ido pasando por diferentes puertas para seguir el recorrido de nuestra historia de fe. La Puerta de la Fe, que recibimos con el Bautismo, la de la Eucaristía, la de la Palabra, la de la Comunidad, la del Sepulcro, la de la Luz… todas ellas han estado muy presentes en cada actividad, en cada dinámica, en cada celebración, recordándonos que desde nuestro bautismo somos sacerdotes, profetas y reyes; enseñándonos que para servir al hermano nos tenemos que agachar, como Jesús hace al lavar los pies a sus discípulos.
Además, hemos optado por vivir nuestra fe en grupo, en comunidad: cuando tomamos nuestra vida, dispuestos a compartirla con otros (con todo lo que esto conlleva), podemos descubrir el regalo de ser miembros de un mismo cuerpo, de una misma Iglesia. Y es allí donde nuestra fe va creciendo, se va fortaleciendo…

Pero también hemos querido que estos jóvenes vieran y experimentaran, que la fe también se pierde, la fe también muere cuando dejamos a Dios fuera de nuestras vidas, cuando no le dejamos entrar en nuestro corazón y vamos poco a poco volviendo a cerrar aquella puerta que una vez abrimos.
Pero como nuestro Señor es perseverante, paciente y nos ama con locura, sigue llamando… sigue esperando por nosotros. Nos da su Espíritu que será la fuerza que nos haga romper ese sepulcro que no nos deja salir a la Vida.

Jesús resucita cada día en nosotros, es luz en medio de nuestra oscuridad, vida en medio de nuestra muerte…
Porque…
«He aquí, que yo estoy parado a la puerta y llamo; si alguno oyere mi voz, y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.» (Apocalipsis 3, 20)

Ana Lourdes Álvarez, Centro menor de Tenerife