‘Gratitud’, ‘alegría’, ‘disponibilidad’, ‘cercanía’, ‘felicidad’, ‘darse a cambio de nada’… son algunas de las apreciaciones que los jóvenes que han participado en el Cruzencuentro 2015 tienen acerca de la Vida Consagrada. ¡No podemos menos que dar gracias a Dios! Tanto cariño es fruto del codo a codo, de la presencia de los que sabiéndonos pobres, somo ricos porque somos Suyos; de los que sólo buscamos (al menos vivimos en ese empeño) la voluntad de Dios para nosotros y para todos los que nos rodean; y procuramos amar con un corazón libre a todos, porque es más grande el Amor que nos sostiene… porque estamos verdaderamente enamorados de Él.
Todo un fin de semana, del 30 de octubre al 1 de noviembre, reunidos en Segovia con un grupo de 90 jóvenes congregados con motivo del año de la Vida Consagrada. Como Familia Claretiana, no hemos querido dejar pasar la oportunidad de mostrar el don que Dios nos regala, la riqueza que es una familia carismática empeñada en vivir el Reino aquí y ahora.
Misioneros claretianos, misioneras claretianas, misioneras de la Institución claretiana y nosotras, Filiación Cordimariana, junto a algunos seglares claretianos, quisimos mostrar a los jóvenes cómo es nuetra vida, qué es la vida consagrada y cómo la vivimos. Tuvimos la oportunidad de hablar de los consejos evangélicos, de la comunidad y la fraternidad que surge de los que se entregan a Dios por entero y de la misión que juntos nos sentimos llamados a realizar: contagiar la alegría del Evangelio, la misma que nos mueve.
Unos días vividos con otros, vida con Vida, sólo para compartir, celebrar, anunciar y agradecer el don de la vida consagrada en la Iglesia y en el mundo.